Visión cristiana
Información sobre la fe cristiana y la dignidad humana en relación con el mundo actual
Sunday, May 05, 2024
Sunday, March 24, 2024
Educación: la "competencia narrativa"
En foros educativos se abre paso la
idea de que la competencia en lecto-escritura es la más importante para el
presente y el futuro de los alumnos y alumnas. Pienso que la “competencia
narrativa” es aún más importante. Entiendo por esta última, la capacidad de
saber por qué y para qué se estudia, dentro de un proyecto de vida personal
lleno de humanidad y de sentido. La “competencia narrativa” -la que posibilita
ilusionarse con la narración de la propia vida- tiene sus raíces en la familia;
el colegio solo puede desarrollarla teniendo claro su núcleo familiar. Considero
que este es el modo de centrarse en una educación humanamente convincente,
abierta a los múltiples y apasionantes desafíos de nuestro tiempo.
José Ignacio Moreno Iturralde
Thursday, March 07, 2024
La paradoja de la imagen
En el mundo actual, la importancia de cuidar la propia imagen está
fuera de toda duda. Cuidar la presentación es requisito indispensable para
progresar, y tener una reputación lo más atractiva posible; tanto personal como
empresarialmente.
También es cierto que
cuando observamos a personas, jóvenes y mayores, excesivamente preocupadas por
su imagen, sentimos un cierto rechazo, que puede incluso contener algo de
sarcasmo. No deja de ser algo un poco cómico el trágico mito de Narciso, en el
que un hombre se enamoró de su imagen reflejada en un lago hasta caer en él y
ahogarse. Los ojos no están hechos principalmente para mirarse a sí mismos sino
para mirar a la realidad, especialmente a los demás.
En nuestro atormentado
mundo audiovisual hay catástrofes pavorosas, que los medios de comunicación nos
recuerdan con una frecuencia, en ocasiones, algo enfermiza. Tan cierto como lo
anterior, es nuestra experiencia del trato con personas normales y corrientes
que son estupendas. Existen, lo sabemos, excelentes camareros, enfermeras,
profesores o bomberos, por citar unos pocos ejemplos. Ciertamente es ridículo
caer en una opinión dulzona, donde todo el mundo es estupendo; no es así: hay
tipos de cuidado. Pero puede ser patética la actitud que ha hecho de la visión
negativa y de la queja una constante en la vida, porque solo detecta problemas
propios y egoísmos ajenos. Frente a lo anterior, hay que afirmar que existe
mucha gente buena; y muchos de ellos y ellas no salen con frecuencia en la
televisión, ni en internet.
En algunos casos nos
encontramos con auténticos maestros del vivir, que poseen una aptitud hacia el
sentido positivo de la vida. En esto el temperamento influye, pero es cuestión
también de carácter, que es lo que hacemos con el temperamento. Eso significa
que trabajarse un buen carácter supone actos de virtud. Muchas de estas
personalidades atractivas y entrañables, han experimentado en carne propia
fragilidades, errores y desengaños. Pero han sabido superarlos y son, muchas
veces sin darse cuenta, referencia para quienes tienen la fortuna de
conocerles.
Un desapego absoluto por
la propia imagen no parece humano, pero cierto desentendimiento de los propios
logros tiene algo de elegancia y de grandeza. Cuando alguien, en temporadas
estelares, está más preocupado de sus familiares y amigos que de sí mismo,
suele encontrarse más feliz. Si uno encuentra un motivo sólido para ayudar a
quienes le rodean parece que su vida cobra ligereza, pierde el peso demoledor
del propio yo. Y esa especie de ingravidez se parece a la de una estrella en el
firmamento. Cuando uno encuentra su estrella, su vida tiene un rumbo, un
sentido. Esto da alegría, e invita a compartirla con otros.
A lo largo de la vida hay
quienes consiguen sus sueños de juventud, incluso de infancia. Muchos otros no;
tienen que coger la vida como viene. A veces viene con unas realidades mejores
que aquellos sueños tan humanos. Es bonito destacar en algún aspecto y ser
famoso y admirado. Pero es más bonito ser querido por quienes conocemos, aunque
nuestra vida no tenga una influencia socialmente visible. La inmensa mayoría de
las personas se encuentra en esta última situación. Cuando uno es un tipo
discreto, está más en condiciones de admirarse ante una realidad magnífica
donde hay mucha gente a la que ayudar y de la que aprender. El cristianismo
revela a tantas personas sencillas el enorme valor de sus vidas. La sencillez
nos hace aceptarnos como somos: personas llenas de limitaciones, pero abiertas
a la grandeza del mundo y de su Creador.
El cristianismo afirma
que el hombre es imagen y semejanza de Dios; es decir: un ser para ser querido
y para querer, y no por un amor cualquiera. El amor que nos hace grandes pasa
por el reconocimiento de nuestra pequeñez. Cuando no andamos excesivamente
preocupados de nuestra imagen, podemos encontrar con más facilidad la imagen de
Dios en nosotros; y con ello nuestra verdadera identidad. Surge entonces una
alegría radiante, que viniendo de lo divino nos hace más humanos. Y es entonces
cuando los seres humanos encuentran un motivo convincente, a pesar de los
pesares, para respetar la imagen de los demás, porque desde este baluarte de la
igualdad, la fraternidad se reconoce más fácilmente en muchos rostros.
José Ignacio Moreno Iturralde
Tuesday, March 05, 2024
Hannah Arendt y el respeto a la vida humana
El ejemplo de esta mujer coraje
puede dar luz a lo que sucede cuando se decreta como derecho, incluso
constitucional, el poder dar muerte al hijo que viene de camino en el seno
materno. Se legisla así un derecho que no nace de la realidad de la vida, sino
que brota de la voluntad del más fuerte sobre el más débil, y para esto se niega
la realidad e identidad del nonato. Respecto a un embarazo no deseado es
necesario desarrollar toda la comprensión y apoyo de todo tipo a la mujer gestante;
no se trata de criminalizar a nadie. Pero otra cosa distinta es romper en
añicos el primero de los derechos -el derecho a la vida- sobre el que todos los
demás dependen. No es digno ni justo olvidar la inocencia masacrada de millones
de seres humanos no nacidos por una industria de muerte adinerada y despiadada.
Europa y muchas otras zonas del mundo están optando por una cultura de la
muerte, que no tendrá la última palabra. La cultura del cuidado y del respeto a
la vida es la que hay que promover. Esto es lo que defendió Hannah Arendt, la
mujer judía que conocía bien que quien salva una vida humana, salva al mundo.
Wednesday, February 28, 2024
Novela "Los sueños de Lucía". Juventud e Historia de la Filosofía.
Tuesday, February 06, 2024
Rafael Alvira y la muerte buena
Rafael Álvira, recientemente fallecido, ha sido
para mí una referencia como persona y como profesional de la Filosofía. He
podido hablar con él en unas pocas ocasiones y recuerdo su temple sereno, su
mirada franca y su sonrisa sincera. También he leído algunas de sus
publicaciones. En una idea suya, que me llamó la atención, explicaba por qué la muerte era buena: sin la muerte daría igual hacer una cosa
hoy, mañana, o no hacerla; sería lo mismo hacer algo bueno o malo. Sin embargo,
la dura realidad de la muerte nos marca una meta. Tenemos un tiempo para hacer
el bien, y hay que aprovecharlo. Querido Rafael: gracias por tu ejemplo y por
tu pensamiento; has aprovechado la vida y estoy seguro que has encontrado a la
Sabiduría misma, un Dios misericordioso.
José Ignacio Moreno Iturralde
Sunday, January 21, 2024
Las sombras de Herodes y la luz de Belén.
La sombra del castillo de
Herodes es alargada. En una noche con luna, esa imponente fortaleza de poder
proyectaba su silueta, como quien quisiera poseer con sus garras de autonomía y
poder todo lo que le rodeara. No muy lejos, en una pequeña gruta había luz, la
luz de la familia; y en el firmamento, una formidable estrella señalaba la
presencia del niño rodeado por el cariño de sus padres.
Se trataba de dos modos
de vida muy diferentes: por un lado, el castillo lleno de comodidades, armas y
arrogancia; por otra parte, el pesebre rodeado de pobreza, humildad y alegría. Sin
embargo, las sombras son por las luces, no las luces por las sombras. La
oscuridad repetiría sus intentonas a lo largo de la historia, dejando siempre
tristeza, sinsentido y fracaso. La luz se propagaría por el mundo entero, renovando
la vida de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, en medio de las
calmas y tempestades de los siglos.
Actualmente son muchas
las sombras que se ciernen sobre el mundo. Una destacable es el oscurecimiento
del valor de la vida del niño concebido y no nacido. La muerte de tantos seres
humanos indefensos, en una actividad industrial legalizada a gran escala, es
vista incluso como una conquista de derechos y libertades. Se trata de un
retorcimiento de la realidad con más curvas que las de una serpiente, como aquella
que incitaba a que fuera el hombre y la mujer los exclusivos creadores de su
propio bien y mal.
Defender la vida humana desde
la concepción es algo profundamente humano. No puede ser calificado de
confesional; del mismo modo que sería perverso afirmar que el maltrato a las
mujeres es solo una exageración del confesionalismo feminista.
A la relativización de la
vida del nonato, ha seguido otra de la maternidad y de la paternidad. La
realidad de la familia se está difuminando, también la comprensión del hombre y
de la mujer. Pero el ser humano es familiar: somos nuclearmente hijos e hijas.
Necesitamos de ese hogar donde se nos quiere a cada uno por nosotros mismos,
donde se nos pone un nombre y se nos anima a vivir con decisión y buen ánimo.
Ciertamente la familia supone esfuerzo, superación, fidelidad: virtudes
necesarias para forjarnos como personas. Por supuesto que puede haber
situaciones de ruptura complejas e insostenibles: una casa se puede venir abajo
por diversos motivos; y habrá que recomponerse de alguna manera, quizás muy
buena. Pero otra cosa distinta es pretender edificar el hogar sobre la grieta
del egoísmo: así solo terminan por quedar intereses individuales, tristeza y
soledad.
Hay que levantar la
mirada, cada uno tiene que descubrir su estrella. Si pone empeño la descubrirá;
y allí encontrará también el calor y la luz de su familia.
José Ignacio Moreno
Iturralde